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Fósil revela dieta y peso del marsupial extinto con dientes de sable

Recientes exploraciones paleontológicas en el desierto de la Tatacoa, en Colombia, permitieron recuperar el esqueleto más completo de un «marsupial con dientes de sable» descubierto en el norte de Sudamérica. El ejemplar pertenece a la especie Anachlysictis gracilis, que forma parte de un grupo de Mamíferos depredadores extintos conocidos como esparasodontos, que vivieron en América del Sur durante el Cenozoico, tras la extinción de los dinosaurios.

Esta especie vivió hace aproximadamente 13 millones de años en la zona conocida entre los paleontólogos como ‘La Venta’, en el actual Desierto de La Tatacoa, un bosque tropical seco que “en aquel entonces era un bosque tropical, similar al actual Amazonas”, afirmó el Dr. Catalina Suárez, becaria de la Fundación Nacional Suiza de Ciencias que trabaja en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, quien dirigió el análisis de los restos y la publicación de sus resultados en la revista científica Geodiversitas.

Antes de este descubrimiento, sólo se había encontrado un trozo de mandíbula y algunos restos adicionales de esta especie relacionada con marsupiales vivos como canguros, koalas o zarigüeyas. Antes de desaparecer, A. gracilis era uno de varios carnívoros terrestres de América del Sur, como pumas, gatos monteses, zorros, osos y otros que actualmente deambulan por nuestro continente.

“Gracias a este descubrimiento pudimos conocer nuevos detalles sobre esta fascinante especie”, afirmó Suárez. “Los análisis nos permitieron comprender cómo eran estos depredadores extintos y cómo vivían en la Sudamérica neotropical hace millones de años”.

Suárez inició su investigación con A. gracilis en el laboratorio del paleontólogo Carlos Jaramillo en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, donde fue pasante y becaria pre y postdoctoral. Hoy es especialista en metaterianos, grupo que incluye a los marsupiales y sus parientes extintos, como la familia Thylacosmilidae, a la que pertenece el fósil de A. gracilis. La característica más peculiar de esta familia son sus caninos curvos y planos, asemejándose a la forma de un sable, por lo que comúnmente se les conoce como “marsupiales dientes de sable”.

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«Nuestra investigación confirma que este ‘marsupial con dientes de sable’ fósil colombiano, A. gracilis, está estrechamente relacionado con Thylacosmilus, que es el ‘marsupial con dientes de sable’ más reconocido», dijo el Dr. Javier Luque, ex becario de STRI del estudio. coautor e investigador asociado principal en el Museo de Zoología de la Universidad de Cambridge. «Ambos grupos, junto con Patagosmilus (otro de estos ‘marsupiales con dientes de sable’), forman su propia familia en el árbol de la vida de los mamíferos, conocida como Thylacosmilidae. Esta familia se caracteriza por su parte superior larga, enorme y curvada y su forma de sable. caninos con forma, y ​​por una extensión de la parte anterior de la mandíbula que parece la vaina de los llamados ‘sables’.

Al analizar los molares, la forma de los dientes y la mandíbula de los restos, fue posible definir el peso aproximado y el tipo de dieta de A. gracilis. Los resultados revelaron que pesaba en promedio alrededor de 50 libras (como un gato montés) y era un hipercarnívoro que solo comía carne, no huesos. Sus potenciales presas serían pequeños mamíferos que habitaron la zona, como marsupiales, ratas espinosas, puercoespines, roedores de distintos tamaños e incluso primates, muy abundantes en la región.

«En un estudio futuro, abordaremos todos los demás huesos del cuerpo, que incluyen varias secciones de la columna vertebral, las costillas, las caderas, las escápulas (lo que llamamos ‘omóplatos’ para los humanos) y los huesos de las piernas», dijo Suárez. “Esto nos permitirá explorar aspectos de cómo se movía, la posición en la que su cuello sostenía la cabeza, si corría, si podía trepar, si sus manos podían sostener objetos con mayor facilidad, como hacen muchos marsupiales cuando se alimentan, o si Fue un poco más difícil, como lo es, por ejemplo, para un perro o un gato».

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El nuevo fósil de A. gracilis se conserva en el Museo de Historia Natural La Tatacoa, en la ciudad de La Victoria, en el municipio de Villavieja (departamento de Huila, Colombia), junto a otros sorprendentes hallazgos que fueron desenterrados en uno de los más increíbles lugares del continente.

“El ejemplar fósil de A. gracilis que describimos en esta investigación constituye un fósil icónico por su excelente conservación, tridimensionalidad e importancia para comprender los aspectos paleobiológicos de este marsupial depredador que vagaba por los bosques del norte de Sudamérica hace aproximadamente 13 millones de años. atrás. hace años”, agregó el Dr. Edwin Cadena, investigador de la Universidad del Rosario y STRI, y coautor del estudio. “Con este descubrimiento demostramos la importancia de seguir apoyando la actividad científica paleontológica en la región Neotropical, para que podamos podemos hacer nuevos descubrimientos que ayuden a comprender la historia evolutiva y la paleobiodiversidad de esta parte del continente”.

Esta investigación fue el resultado de una colaboración internacional entre expertos representantes de instituciones de Argentina (IANIGLA-CCT Conicet Mendoza, Museo de La Plata y Unidad Ejecutora Lillo-CONICET, Fundación Miguel Lillo), Colombia (Universidad del Rosario y Museo de Historia Natural La Tatacoa). ), Estados Unidos (Museo Field de Historia Natural), Japón (Museo Ashoro de Paleontología), Panamá (Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales) y Reino Unido (Universidad de Cambridge).

STRI, con sede en la Ciudad de Panamá, Panamá, es una unidad del Instituto Smithsonian. El instituto promueve la comprensión de la biodiversidad tropical y su importancia para el bienestar humano, capacita a estudiantes para realizar investigaciones en los trópicos y promueve la conservación aumentando la conciencia pública sobre la belleza y la importancia de los ecosistemas tropicales.

Angélica Bracamonte

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