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Escultura de serpiente azteca pintada encontrada en Ciudad de México

Crédito de la imagen: LANCIC. UNAM

Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron una escultura pintada de una serpiente azteca en la capital mexicana, Tenochtitlán.

Tenochtitlán estaba situada en un islote elevado en el lado oeste del lago de Texcoco, que ahora es la parte histórica de la actual Ciudad de México.

El altepetl (ciudad) fue fundado por los mexicas, un pueblo indígena de habla náhuatl del Valle de México que ingresó a la Cuenca de México después del declive de la civilización tolteca. Los mexicas transformaron el islote utilizando el sistema de chinampa, creando áreas rectangulares de tierra cultivable fértil para el cultivo en los lechos poco profundos del lago.

El asentamiento experimentó un rápido crecimiento, evolucionó hasta convertirse en una formidable ciudad-estado y se convirtió en parte integral de la Triple Alianza junto con Texcoco y Tlacopan.

Después de la llegada de los conquistadores españoles en el año 1519, Tenochtitlán alcanzó su cenit, con una población estimada de entre 200.000 y 400.000 habitantes.

Los habitantes quedaron rápidamente expuestos a enfermedades contra las que no tenían inmunidad natural. Este devastador brote provocó una disminución significativa de la población; las estimaciones indican que más del 50% de la población de la región fue víctima de la viruela.

Recientes excavaciones en la ex Escuela de Jurisprudencia de la UNAM, ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de México, revelaron una escultura de una serpiente azteca a una profundidad de 4,5 metros bajo el nivel actual de la calle. La talla mide 1,8 metros de largo por 1 metro de alto, que según los investigadores fue encontrada fuera de su contexto original junto con numerosos elementos arquitectónicos.

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Debido a las condiciones del suelo, han sobrevivido restos de estucos y policromías de pigmentos ocres, rojos, azules, negros y blancos, cubriendo más del 80% de la talla. Los investigadores utilizaron una cámara de humedad para estabilizar los pigmentos, que se someterán a sofisticados métodos de conservación hasta 2024.

Barajas Rocha, quien lideró los trabajos para conservar el color del monolito de la diosa Tlaltecuhtli, explicó que el proceso es crucial para preservar la policromía, ya que “estos pigmentos, que representan un ejemplo típico de la paleta de colores que usaban los mexicas para decorar sus Las imágenes de culto y sus templos son extremadamente frágiles debido a los materiales minerales y vegetales de los que fueron obtenidas”.

INAH

Crédito de la imagen del encabezado: LANCIC. UNAM

Angélica Bracamonte

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