CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Decenas de miles de personas abarrotaron el domingo la gran plaza principal de la Ciudad de México para protestar contra las reformas a la ley electoral que dicen amenazan la democracia. La plaza normalmente tiene capacidad para unas 100.000 personas, pero no cabrían muchos más manifestantes.
Los manifestantes iban vestidos en su mayoría de blanco y rosa -color del Instituto Nacional Electoral- y coreaban consignas como «¡No toques mi voto!».
Las reformas propuestas por el presidente Andrés Manuel López Obrador fueron aprobadas la semana pasada. Recortarían los salarios, la financiación de las oficinas electorales locales y la capacitación de los ciudadanos que operan y supervisan los colegios electorales. También reducirían las sanciones para los candidatos que no informen los gastos de campaña.
“Quiere volver al pasado” cuando “el gobierno controlaba las elecciones”, dijo el manifestante Enrique Bastien, un veterinario de 64 años, recordando las décadas de 1970 y 1980, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernaba México con fraude y dádivas. . “Era una vida sin independencia”.
Fernando Gutiérrez, de 55 años, propietario de una pequeña empresa, dijo que López Obrador quería poner a México bajo un gobierno socialista. “Eso es obvio por la ayuda que va a Cuba”, dijo Gutiérrez.
López Obrador ha importado vacunas contra el coronavirus, trabajadores médicos y balastos de piedra para ferrocarriles de Cuba, pero ha mostrado poco gusto por las políticas socialistas en casa.
Muchos otros manifestantes simplemente estaban preocupados por el tipo de errores en el conteo de votos, el gasto excesivo de campaña y las tácticas de presión electoral que eran comunes en México antes de la creación de la agencia electoral independiente en la década de 1990.
López Obrador llama elitistas a las críticas y dice que el instituto gasta mucho dinero, dinero que debería gastarse en los pobres.
López Obrador dijo el jueves que firmaría los cambios, aunque esperaba impugnaciones legales. Muchos en la protesta del domingo expresaron su esperanza de que la Suprema Corte de Justicia de México revoque partes de la reforma, como lo han hecho los tribunales con otras iniciativas presidenciales.
Lorenzo Córdova, titular del organismo electoral, el Instituto Nacional Electoral, dijo que las reformas «buscan recortar a miles de personas que trabajan todos los días para garantizar elecciones creíbles, algo que sin duda representará un riesgo para futuras elecciones».
López Obrador se mostró indiferente a las impugnaciones legales y dijo el jueves que creía que se confirmarían porque ninguna de ellas estaba «fuera de la ley».
Sin embargo, en el pasado ha atacado con frecuencia al poder judicial mexicano y afirmó que los jueces son parte de una conspiración conservadora contra su gobierno.
La estridente resistencia del presidente contra el poder judicial, así como contra las agencias reguladoras y de control, ha generado temores entre algunos de que esté tratando de reinstaurar las prácticas del ex PRI, que violó las reglas para ocupar la presidencia de México durante 70 años hasta su derrota. las elecciones de 2000.
Las elecciones en México son caras según los estándares internacionales, en parte porque casi todo el financiamiento legal de las campañas es, por ley, provisto por el gobierno. El instituto electoral también emite tarjetas de identificación de votante seguras, que son la forma de identificación más comúnmente aceptada en México, y supervisa la votación en rincones remotos y, a menudo, peligrosos del país.
López Obrador sigue siendo muy popular en México, con índices de aprobación de alrededor del 60%. Aunque no puede postularse para la reelección, su partido Morena es el favorito en las elecciones nacionales del próximo año y la oposición está desorganizada.
Parte de su atractivo popular proviene de las críticas a los burócratas del gobierno altamente pagados, y le ha irritado que a algunos funcionarios electorales de alto rango se les pague más que al presidente.
