Fátima Viveiros, del centro de vigilancia sísmica-volcánica CIVISA de la región, dijo que los terremotos volcán-tectónicos, también conocidos como híbridos, ocurren cuando hay una «fusión» de temblores tectónicos de alta frecuencia con temblores volcánicos de baja frecuencia.
«(Esto) sugiere movimiento de fluidos en profundidad», explicó Viveiros, y agregó que se esperan más sismos de este tipo. «Estas señales muestran lo que se espera en los sistemas volcánicos activos».
La alerta volcánica está en el nivel 4 en una escala de cinco pasos, lo que significa que existe una «posibilidad real» de que el volcán entre en erupción por primera vez desde 1808.
Un estudio de 2015 publicado en el Journal of Vulcanology and Geothermal Research dijo que los terremotos volcánicos-tectónicos fueron «generalmente los primeros precursores sísmicos informados de erupciones en volcanes que han estado inactivos durante décadas o más».
CIVISA dijo que una erupción no era inminente, pero dijo que tal escenario no podía descartarse.
Hasta ahora, todos los sismos registrados han sido de origen puramente tectónico, no volcánico-tectónico como los temblores del miércoles, alcanzando una magnitud de hasta 3,8 y sin causar daños.
Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, los terremotos volcánicos-tectónicos pueden ocurrir debido a «fuerzas tectónicas normales, cambios en las tensiones causadas por el movimiento del magma y el movimiento de fluidos a través de grietas preexistentes».
El plan de emergencia de Azores se activó el 23 de marzo, cuatro días después del inicio de la crisis sísmica, se preparó una estrategia de evacuación en caso de necesidad y se movilizaron varios recursos para la isla.
Reuters
