Reviviendo habilidades antiguas para resolver acertijos prehistóricos
Las repisas de piedra desgastadas pueden ayudar a iluminar el uso de la madera por parte de los primeros humanos.
Investigadores de la Universidad Metropolitana de Tokio crearon réplicas de herramientas de la Edad de Piedra y las utilizaron en una serie de tareas para ver cómo diferentes actividades crean huellas de bordes. Descubrieron que una combinación de rastros macroscópicos y microscópicos puede decirnos cómo se utilizaron los bordes de las piedras. Sus criterios ayudan a separar las herramientas utilizadas para cortar madera de otras actividades. Se pueden utilizar repisas de piedra fechadas para identificar cuándo comenzaron los primeros humanos a utilizar la madera.
Avances en la tecnología de la carpintería.
Para los humanos prehistóricos, las mejoras en la tecnología de la carpintería fueron revolucionarias. Mientras que los artefactos del Paleolítico (principios de la Edad de Piedra) apuntan al uso de la madera para herramientas simples como lanzas o palos para arrojar, los artefactos del Mesolítico y Neolítico posteriores reflejan usos mucho más sofisticados, para construir casas, canoas, arcos y pozos. Esto se ve subrayado por la disponibilidad de herramientas que permiten a la gente fabricar instrumentos de madera cada vez más complejos, especialmente hachas de piedra pulida.
Investigación del uso temprano de herramientas de piedra
Pero aunque se cree que la tecnología desarrollada de procesamiento de la madera está generalmente asociada con una forma de vida observada en el Neolítico Holoceno, que comenzó hace aproximadamente 10.000 años, se han encontrado hachas de piedra en períodos significativamente anteriores. En sitios alrededor de Australia y Japón, se han recuperado muchos artefactos del borde terrestre de isótopos marinos de etapa 3 (hace alrededor de 60.000 a 30.000 años). La pregunta importante es para qué se utilizaron en una etapa tan temprana.
Para abordar esto, un equipo dirigido por el profesor asistente Akira Iwase de la Universidad Metropolitana de Tokio intentó establecer qué tipos de huellas pueden quedar en los bordes de las piedras cuando se utilizan para diferentes actividades. Adoptaron un enfoque práctico y crearon réplicas de herramientas que podrían haberse utilizado a principios del Paleolítico superior (hace entre 38.000 y 30.000 años). Los bordes fueron trabajados y pulidos utilizando técnicas de corte y pulido que habrían estado disponibles en la época. Aunque no se recuperaron mangos de sitios japoneses de la época, adoptaron los métodos de Irian Jaya para sujetar un mango a los bordes de piedra para crear azuelas, hachas y cinceles.
Luego, el equipo se puso a trabajar utilizando las herramientas para 15 actividades diferentes, incluida la tala de árboles, el procesamiento de pieles y el corte, así como eventos de «no uso», como cargarlas y pisotearlas. Luego se examinaron en profundidad los bordes en busca de rastros macroscópicos y microscópicos de su historia. Descubrieron que impactos como los necesarios para talar árboles dejan distintas fracturas macroscópicas en la piedra; La fricción a escala micrométrica entre el borde de la piedra y la madera también forma huellas microscópicas que pueden utilizarse para el diagnóstico. Si bien las fracturas por sí solas no pueden decirnos para qué se usaron, descubrieron que combinar evidencia macroscópica y microscópica puede ayudarnos a sacar conclusiones confiables sobre si las repisas se usaron para talar árboles.
El equipo cree que si se encuentran restos similares en los bordes de artefactos reales de sitios de Isótopos Marinos de Etapa 3, significaría que los humanos han mejorado la tecnología de carpintería desde tiempos mucho antes de lo que se cree actualmente. Esto cambiaría nuestra comprensión del uso de herramientas de piedra por parte de los humanos de la Edad del Hielo y de cómo esta tecnología se extendió en diferentes entornos.
Referencia: “Experimentos con réplicas de hachas y azuelas de canto de piedra del Paleolítico superior inferior proporcionan criterios para identificar funciones de herramientas” por Akira Iwase, Katsuhiro Sano, Junichi Nagasaki, Noriaki Otake y Masahisa Yamada, 3 de enero de 2024, Revista de Ciencias Arqueológicas.
DOI: 10.1016/j.jas.2023.105891
Este trabajo fue apoyado por las subvenciones JSPS KAKENHI números 15K16874, 18H03596, 20K13235, 23H04840 y 23H00009.