Primera mujer frente a crisis de seguridad pública 01/11/2020
01 noviembre 2020
Los movimientos en el gabinete López Obrador No son de extrañar, después de dos años de gobierno, porque muchos de sus movimientos políticos se cuecen en la cabeza de un ajedrecista solitario que observa el equilibrio interno y se ocupa de todos con la desconfianza del «hombre fuerte». Sus sets se interpretan por lo que dicen, disfrazan o esconden, incluso del propio equipo. Este es el caso de su oferta de Rosa Icela Rodríguez para que, por primera vez, una mujer ocupe Seguridad Pública, en un mensaje equívoco sobre cómo militarizar la estrategia anticrimen y su relación con las Fuerzas Armadas tras la detención de Cien incendios en EUA
Sí, el nombramiento cumple con los criterios subjetivos de lealtad y honestidad que el Presidente premia a un empleado, dos características que necesariamente se valoran en un terreno cedido a los militares y donde un civil poco puede hacer, salvo ser su guardia. Pero el desafío de los poderosos cárteles de Jalisco o Santa Rosa requiere no solo obediencia, sino también experiencia para enfrentar el mayor desafío del gobierno: la crisis de seguridad y la creciente violencia criminal. Tiene experiencia en coordinación de seguridad en el gobierno de Marcelo Ebrard, en CDMX, y también con Sheinbaum como su segundo a bordo, así como el contacto con los militares para su breve e irrelevante paso por Aduanas y Puertos, también bajo su responsabilidad.
¿Cuál es la importancia para los militares en el contexto del caso? Cien incendios? Su nombramiento podría significar la apertura a nuevas costumbres, como que el Ejército tenga que coordinarse, por primera vez, con una mujer civil en una comisión socavada por la herencia negra del crimen y la corrupción de los carteles, a pesar de que se alegue lo contrario. Durazo en su carta de renuncia. ¿Es un mensaje para aclimatar la idea de que una mujer puede ser comandante en jefe y llegar a la presidencia? PARA Rodríguez A él le correspondería coordinar la oficina de seguridad, en la que participan el Ejército y la Marina, así como la Guardia Nacional, aunque con dudas sobre su margen de actuación en el mando operativo. Si solo fuera para recibir instrucciones, la novedad sería un disfraz sin grandes cambios en las prácticas institucionales, muy diferente al sentido, por ejemplo, del paso de Michelle Bachelet Fuerzas Armadas antes de llegar a la presidencia. Cuando este listo, Claudia Sheinbaum se apresuró a recibir su cita.
La pieza es un movimiento multitrayecto. La propuesta de un civil responde a la comprometida situación que dejó la denuncia de la penetración del narcotráfico en las instituciones de seguridad e incluso en la cúpula militar con las cárceles de García Luna Y Cien incendios en EE. UU., aunque hasta ahora no se ha demostrado ninguna evidencia. Además, contradice la declaración de despedida de Alfonso Durazo del secretario de haber estado en el pasado confabulación con el crimen.
El caso genera fuertes molestias en el Ejército y preocupación en la Armada por la tibia respuesta del gobierno, a pesar de responsabilizarlos por la seguridad pública. ¿Quiénes son tus aliados en el palacio? Ellos se preguntan. Un civil puede servir para distanciarse del “golpe” en la imagen del ejército y responder a las críticas por dejar a los militares al frente de la seguridad.
Pero su nombramiento es también una respuesta a la creciente demanda de mujeres por feminicidio, que junto a los homicidios, en niveles récord en comparación con los gobiernos recientes, es la herencia que recibe de Durazo. Sin embargo, grupos de mujeres reciben el mensaje con escepticismo y temor de que la misoginia que denunció Sánchez Cordero el propio gobierno lo despojaría de otra diferencia además de ser leal al presidente. En el Rodríguez Reconocen los aportes a la seguridad en la CDMX y un enfoque social de la violencia, pero insuficientes para allanar el camino al poder de las mujeres.
El significado de todas estas jugadas está en la mente del presidente, como los movimientos de un jugador de ajedrez, y no como la estrategia de un equipo de béisbol. Y lo que parece claro es que trasladó una parte de sí mismo al centro de la relación más compleja de su gobierno con los militares, tan leal que ni siquiera tuvo que preguntar antes de proponer.
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