TAPACHULA, México (AP) — Durante semanas, esta localidad cercana a la frontera sur de México se ha visto sacudida por protestas casi diarias de migrantes frustrados por la larga espera de documentos de las autoridades mexicanas que les permitan continuar su viaje hacia el norte.
El viernes, una de esas protestas pareció dar sus frutos.
A unos 150 migrantes que gritaban afuera de una base militar donde el presidente Andrés Manuel López Obrador realizaba su conferencia de prensa diaria se les dijo que se les otorgarían visas humanitarias antes del final del día.
Esto ocurrió un día después de que funcionarios de inmigración dijeran que habían entregado documentos similares a unos 800 inmigrantes en la ciudad antes de la visita del presidente.
Migrantes de Centroamérica, así como de Venezuela, Cuba y otras naciones caminaron hasta la base donde hablaba López Obrador portando grandes cruces de madera. Una mujer que simuló una crucifixión se desmayó.
“No queremos quedarnos aquí en México”, dijo Roberto Báez Castillo, de Cuba. “El destino final es seguir hacia Estados Unidos. Entonces no tienen derecho a mantenernos aquí, prácticamente a secuestrarnos porque no pueden darnos un pase humanitario o una visa”.
“Como nadie nos ayudó, queremos que el presidente nos dé una solución, que nos saque de este agujero”, dijo Báez.
Poco tiempo después, un oficial de inmigración de alto rango apareció para hacer precisamente eso.
Héctor Martínez Castuera, director general de una agencia del Instituto Nacional de Migración, salió de la base para calmar a los manifestantes. Dijo que las autoridades enumerarían a todos por nombre, edad, nacionalidad y prometieron mantener unidas a las familias. “Hoy les vamos a dar las tarjetas”, dijo.
Los migrantes expresaron su preocupación, algunos dijeron que habían recibido tales documentos antes, pero cuando viajaban hacia el norte, las autoridades en otras partes del país los detuvieron y los enviaron de regreso al sur.
López Obrador no se dirigió directamente a los migrantes que protestaron el viernes, pero reiteró su deseo de expandir las iniciativas sociales mexicanas a Centroamérica para reducir la presión económica para migrar.
También dijo que visitará varios países centroamericanos en mayo.
Durante los últimos dos años, México ha utilizado una estrategia de contención que implicaba tratar de mantener a los migrantes confinados en la parte sur del país, lejos de la frontera con Estados Unidos.
Los migrantes que enfrentaban largas esperas para solicitar asilo u otros intentos de regularizar su estatus intentaron salir de Tapachula en masa, pero las autoridades los detuvieron más tarde. Se quejan de que hay pocas oportunidades de trabajo en el sur de la ciudad y con muchas deudas para llegar aquí, no pueden estar ociosos.
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