Mestiz celebra colaboraciones artesanales en colorido estudio en México
El estudio de diseño mexicano Mestiz ha abierto una sala de exposición y taller en un edificio histórico en San Miguel de Allende, donde sus colaboraciones en colores brillantes con artesanos locales ocupan un lugar destacado.
El estudio está ubicado en Pasaje Allende, en el corazón del centro de México, conocido por su arquitectura y escena artística de la época colonial.
Raza mixta El fundador Daniel Valero colabora con una variedad de hábiles artesanos locales para crear muebles y artículos para el hogar utilizando artesanías antiguas.
“En nuestro estudio, las asociaciones no son de corta duración; están construidos para durar”, dijo. «Cultivamos relaciones a largo plazo con los artesanos, donde el aprendizaje y la creación son un proceso continuo».
Piezas de la colección de Mestiz llenan el interior del estudio, que ocupa un edificio de piedra reformado y diseñado como un “hábitat salvaje” lleno de personalidad.
“Alguna vez fue una cocina”, explicó Valero, “y ahora es un espacio que respeta la idea de la cocina mexicana, infundiéndola en nuestro santuario creativo”.
El estudio se compone de tres espacios principales. En la sala de exposición, las vigas de madera originales y el techo de ladrillo están expuestos, y el yeso áspero y mantecoso cubre las paredes.
Los voladizos y podios cubiertos con azulejos brillantes brindan lugares para exhibir artículos pequeños, como jarrones puntiagudos y fotografías enmarcadas.
Los muebles más grandes, como una mesa triangular y sillas con respaldo capitoné, están dispuestos en el suelo.
Mientras tanto, obras de arte textiles decoran las paredes y enormes lámparas de color rosa cuelgan del techo.
“Nuestras creaciones no son sólo piezas; son historias”, dijo Valero.
“Creemos en desarrollar proyectos que involucren diálogos profundos con el contexto y la historia de cada comunidad con la que trabajamos”.
El taller está situado en un porche lateral del edificio, donde las paredes de piedra en bruto son visibles a ambos lados y otras superficies no se tratan.
Los bancos pintados de rojo para ensamblar y almacenar materiales naturales (palma, madera, lana, mimbre y cerámica) están rodeados de dibujos parcialmente terminados.
Un almacén en tonos rosados también está lleno de productos, desde luces de mimbre suspendidas del techo hasta altos tótems azules, rosados y morados en las esquinas.
“Nuestra práctica es un testimonio vivo de la fusión de tradiciones”, dijo Valero. «Nuestras piezas son la encarnación del sincretismo cultural, donde diversas influencias convergen para crear algo completamente nuevo».
El rico espíritu creativo de San Miguel de Allende también se muestra en el hotel Casa Hoyos de la ciudad, donde coloridos azulejos y artesanías locales llenan una antigua mansión colonial española.
Otros diseñadores mexicanos que continúan las tradiciones locales a través de su trabajo incluyen a Fernando Laposse, quien utiliza desechos de maíz para crear un material de marquetería, y Christian Vivanco, quien lanzó una colección de muebles de mimbre con Balsa.
La fotografía es de pepe molina.