La desaceleración de la economía de China es una advertencia para América Latina
Durante las últimas dos décadas, a medida que el vertiginoso crecimiento económico de China la ha convertido en el motor de la economía global, Beijing se ha convertido en un actor cada vez más poderoso en América Latina. Desplazó a Estados Unidos, durante mucho tiempo el principal socio comercial de América del Sur, lo que permitió a Beijing fortalecer su influencia política y diplomática en la región.
Pero ahora, el crecimiento de China se ha desacelerado repentinamente, creando importantes consecuencias económicas para América Latina y oportunidades para que Estados Unidos no sólo restaure su primacía comercial sino que también socave el apoyo acrítico de Beijing a gobiernos con tendencias autoritarias.
El surgimiento de Beijing como fuerza económica en la región ha sido espectacular. En 2000, las exportaciones latinoamericanas a China no alcanzaron ni siquiera el 2% de las exportaciones totales de la región. Pero después de eso, el comercio comenzó a expandirse a un ritmo asombroso, creciendo más del 30% anual e impulsando un auge económico en toda la región. América del Sur, en particular, alimentó el insaciable apetito de China por las materias primas, impulsando sus economías exportadoras de materias primas y haciendo posible el éxito de la llamada Marea Rosa. Llenos de efectivo, los gobiernos de izquierda de Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador y Bolivia ampliaron los servicios sociales y ayudaron a sacar a millones de personas de la pobreza.