Economía

En Ciudad de México, la pandemia ha revivido haciendas de la época azteca

Mientras tanto, los jóvenes, muchos de los cuales hacía tiempo que no se interesaban por trabajar en las chinampas, comenzaron a regresar.

Nicolás Cruz es uno de ellos. Creció entre los resplandecientes canales de Xochimilco, pero antes de la pandemia trabajaba en trabajos ocasionales en el centro. Cuando supo que un grupo llamado De la Chinampa, que apoya a los productores locales y organiza viajes de agroturismo, estaba buscando ayuda para administrar su propia chinampa, fue una decisión fácil: volver a los canales que había explorado toda su vida, volver a un hogar en el agua y los calurosos días soleados, de regreso a la tierra profunda, oscura y rica.

En solo nueve meses, transformó una chinampa de medio acre de abandonada a idílica. Un arco de buganvillas magenta enmarca ahora la botadura de la canoa. Un pulcro rectángulo de tetas brota de debajo de un toldo sombreado. Un lecho de brócoli dispuesto para el ejército flanquea un lecho de flores de manzanilla, luego repollo y luego zanahorias. Es un paraíso para los polinizadores.

Cruz se arrodilla en la oscuridad cama llena de sandía rábanos y recortar un hombre gordo con su cebolla cuchillo, corto y curvo. «Estaba feliz de volver aquí por trabajo, es mucho mejor aquí», dice, mirando tímidamente debajo de su gorra azul mientras me corta una rodaja de rábano.

El rábano es intensamente dulce, pero con un fuerte toque de especias de rábano picante. Unas camas más abajo, corta una lechuga y también la prueba. “Un poco viejo”, dice, pero a un reportero le parece impecable: el ideal platónico de la lechuga, crujiente y un poco dulce, un bocado bienvenido de cualquier plato.

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embajadores vegetales

A 22 kilómetros de distancia, en las colonias verdes del centro de la Ciudad de México, estas lechugas y rábanos -junto con otros productos de chinampa como verdoro salsa mexicana: llene aproximadamente la mitad del menú en máximo bistró, un restaurante de la granja a la mesa que es una de las reservas más difíciles de conseguir en la ciudad.

Prudencia Febo

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