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Lo que no sabremos este año

En un año normal, los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (Envipe) Además, estaríamos cerca de conocer los datos de la Encuesta Nacional de Victimización Empresarial (ENVE), ejercicio que se realiza cada dos años.

Pero este año ganó la pandemia y el Inegi se vio limitado en su capacidad para hacer trabajo de campo. No habrá Envipe ni ENVE este año. Esto significa que no dispondremos de algunos datos importantes sobre la evolución del Seguridad Pública. Solo la falta de Envipe nos costará no conocer:

-La cantidad de delitos cometidos en el país (denunciados o no) y su distribución por estado (y algunas áreas urbanas)

-El número de víctimas y la tasa de victimización por cada 100.000 habitantes, tanto a nivel nacional como estatal

-La cifra negra (el porcentaje de delitos no denunciados) y las causas de la no denuncia

-La distribución por tipo de delito (hurto, extorsión, fraude, etc.)

-Las características de los delitos (con o sin presencia de la víctima, con o sin agresión física, con o sin armas, por un agresor individual o por un grupo, etc.)

-El número real de secuestros, que en años anteriores fue entre 30 y 40 veces superior al número de secuestros reportados.

-Los costos del crimen para las familias mexicanas, tanto directos (pérdidas económicas para las víctimas del crimen) como indirectos (medidas defensivas que las familias toman para protegerse del crimen)

-La percepción de inseguridad, a nivel de la entidad, el municipio y el barrio o localidad.

-El cambio de comportamiento o hábitos de las familias (si dejan o no a sus hijos salir a jugar a la calle, salir de noche o no, tomar un taxi o no, etc.).

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-La confianza de la población en las distintas autoridades, desde el Ejército hasta la Policía de Tránsito, pasando por jueces y fiscales.

-El nivel de percepción sobre la corrupción y la calidad del desempeño de los distintos organismos, a nivel federal, estatal o municipal.

-El testimonio de conductas antisociales (consumo de alcohol o drogas en la vía pública, práctica de actos vandálicos, etc.)

Como no tendremos ENVE este año, tampoco tendremos conocimiento sobre:

-El número y tamaño de las unidades económicas víctimas de delitos, así como su distribución geográfica y sectorial.

Las características de los delitos cometidos contra unidades económicas (con o sin presencia de trabajadores, con o sin armas, etc.)

– Alcance y características de la extorsión contra empresas

-Los costes de la delincuencia para las unidades económicas, así como el tipo de medidas que toman las empresas para defenderse de la actividad delictiva (cerraduras, alarmas, cámaras, seguros, etc.)

-El tamaño de la figura negra en delitos cometidos contra unidades económicas

-Percepción de inseguridad en empresas y actividades que parezcan especialmente riesgosas (transporte de mercancías, transacciones bancarias, etc.)

-La percepción en las empresas sobre la existencia de corrupción y la calidad del desempeño de las distintas autoridades.

Esta desafortunada (e inadvertida) falta de información nos deja con pocos elementos para juzgar lo que ha estado sucediendo en los últimos dos años. Y conduce a una mejor apreciación del inmenso valor del trabajo de Inegi en este asunto. Sin sus productos estadísticos, estamos casi ciegos para comprender la evolución de la seguridad en el país.

Entonces, mi reconocimiento es para Inegi y espero que el próximo año pueda trabajar con algo cercano a lo normal.

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Federico Pareja

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